Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, el 70% del planeta es agua y un 90% del Comercio Internacional es representado por el transporte marítimo. Es evidente la importancia de una economía azul y así es como emergen los bonos azules para la protección y preservación de los océanos. El cambio climático es una realidad, así como también el impacto constante de la acción humana en la biodiversidad marina, por lo que el mercado de bonos logra desempeñar un papel importante en el avance de las inversiones para el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), en este caso el ODS 14, teniendo en cuenta el interés de los inversionistas por bonos temáticos, así como lo eran los "Bonos Verdes".
En ese mismo sentido, los Bonos Azules desempeñan un rol importante en el mercado financiero que es utilizado para movilizar capital y a su misma vez, potencializa proyectos sostenibles relacionados con el agua. De esta forma se orienta a una visión de desarrollo sostenible para satisfacer las necesidades no solo de generaciones presentes, sino también de futuras generaciones y además, busca resolver desafíos sociales y ambientales.
El Salvador resulta ser una porción de territorio favorable para una transición hacia una economía azul, ya que es un Estado costero de la región y representa una oportunidad sustancial para apoyar el desarrollo sostenible, así como también su alto potencial de cara a los bonos azules dada su biodiversidad. Dicha biodiversidad se extiende a lo largo de 307 km de costa marina y se manifiesta en una variedad de paisajes naturales y a su vez significa una diversidad de vida marina. Por otra parte, en el interior del país se encuentran diferentes ríos, siendo el Rio Lempa el más extenso de éstos y lagos como el de Ilopango y Coatepeque con su respectiva flora y fauna.
Los bonos azules, resultan ser una propuesta de valor positiva de cara a proyectos que operan con mares, agua dulce, puertos, pesca y piscicultura, energía marina renovable, transporte marítimo, turismo, entre otras actividades que generan un impacto directo al agua, tales como los sectores agrícolas, textiles, manufactura, tratamiento de agua, etc. En este contexto, hay una amplia oportunidad de inversión dentro de El Salvador y al reconocer la importancia vital del agua para el desarrollo sostenible, los bonos azules permitirán su evolución.
Esta iniciativa no solo pretende reducir significativamente a la progresiva contaminación marítima en la que se encuentran toneladas de plástico en los océanos, si no que también es válido dimensionarlo como una oportunidad de apalear y reconstruir el impacto creado por el humano ante la sobreexplotación de recursos. Por otra parte, un país que adopte y apoye estos mecanismos de financiamiento ganará relevancia en el ámbito internacional y será bien visto como ejemplo para otros estados. Sin embargo, cualquier infracción ligada a éstos bonos, tendría repercusiones negativas a las actividades comerciales de cualquier país que se muestre negligente.
Los bonos azules, desempeñan un rol relevante que aún debe desarrollarse, pero es notorio su gran potencial en el mercado financiero.
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