Nueva recomendación de la UE sobre el uso de las redes sociales
- IT AHK
- hace 22 horas
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Cómo las nuevas normas de la UE transforman el uso de las redes sociales por parte de las empresas. El Parlamento Europeo recomendó introducir una edad mínima de 16 años para el uso de redes sociales en toda la UE. Las personas usuarias de entre 13 y 16 años deberían acceder a las plataformas únicamente con el consentimiento de sus padres, mientras que a los menores de 13 años se les debería negar por completo el acceso.
El uso de las redes sociales forma parte desde hace tiempo de la vida cotidiana, tanto para particulares como para empresas, que las utilizan para promocionar productos, informar a clientes y apoyar procesos de venta digitales. Al mismo tiempo, crece la preocupación de que las redes sociales representen riesgos para niñas, niños y adolescentes. Por ello, a finales de 2025, el Parlamento Europeo recomendó introducir una edad mínima de 16 años para el uso de redes sociales en toda la UE. Las personas usuarias de entre 13 y 16 años deberían acceder a las plataformas únicamente con el consentimiento de sus padres, mientras que a los menores de 13 años se les debería negar por completo el acceso.
El objetivo de esta recomendación es proteger mejor a los jóvenes de un uso problemático, comportamientos adictivos, ciberacoso y contenidos perjudiciales. Los parlamentarios critican especialmente los mecanismos que buscan mantener a los usuarios el mayor tiempo posible en las plataformas, como el desplazamiento infinito, la reproducción automática de videos o los sistemas de recomendaciones altamente personalizados. Para los menores, estas funciones deberán en el futuro limitarse o prohibirse por completo. El Parlamento también exige controles de edad fiables, por ejemplo, mediante soluciones europeas de identidad digital.
Aunque la decisión no es inmediatamente vinculante, influye claramente en el debate europeo. Las plataformas tienen cada vez más obligaciones y las empresas que utilizan redes sociales con fines comerciales deben prepararse para condiciones marco cambiantes, especialmente si se dirigen a un público joven.
Para las empresas, esto significa orientar sus estrategias en redes sociales de forma más consciente y responsable. A medida que se apliquen con mayor rigor los límites de edad, las compañías deberán garantizar que su comunicación y sus modelos de venta sean jurídicamente correctos y éticamente impecables. Ya no podrán asumir automáticamente que sus contenidos llegarán a todos los segmentos de público: en particular, los usuarios más jóvenes podrían acceder con menos frecuencia o solo de manera limitada a las redes sociales. Esto hace aún más importante saber exactamente a quién se quiere llegar y en qué plataformas se deben comunicar cuáles productos.
Por ello, las empresas deberían definir con claridad qué públicos objetivo desean alcanzar y adaptar sus contenidos en consecuencia. Especialmente en sectores como la moda, los videojuegos, el estilo de vida o el entretenimiento —segmentos en los que hasta ahora se llegaba a un gran número de jóvenes—, las compañías deberán prestar más atención a no dirigirse inconscientemente a menores ni colocar contenidos que ya no sean accesibles para este grupo. Quienes aun así quieran llegar a un público joven deberán trabajar con procesos transparentes, la participación de los padres o canales de comunicación alternativos.
Además, se espera que las empresas gestionen sus perfiles en redes sociales de manera profesional: con un aviso legal claro, responsabilidades definidas, una gestión seria de contraseñas, un uso de datos conforme a la ley y un manejo responsable de los comentarios de los usuarios. En este contexto, los contenidos auténticos e informativos ganan importancia. Los mensajes puramente comerciales pasan a un segundo plano, mientras que el valor añadido, la transparencia y la atención al cliente se vuelven más relevantes. Estos cambios también resultan importantes porque aumenta la presión política sobre las plataformas para reducir funciones manipulativas y, con ello, modificar el comportamiento de los usuarios, incluidos los posibles clientes.
Si en el futuro los menores están menos presentes en las redes sociales o ciertas funciones quedan limitadas, esto transformará todo el proceso de venta para las empresas: el alcance deberá replantearse, los públicos objetivo definirse con mayor precisión y las estrategias publicitarias adaptarse. La publicidad digital podría estar más regulada, especialmente cuando pueda llegar a usuarios jóvenes. Las empresas deberán comunicar con mayor sensibilidad, segmentar con más cuidado y medir de forma más rigurosa el impacto de sus contenidos.
En conjunto, queda claro que la iniciativa de la UE para proteger mejor a los jóvenes no solo tiene efectos sociales, sino también consecuencias económicas directas. Las empresas que utilizan las redes sociales como canal de venta deben revisar sus estrategias y trabajar de manera cada vez más responsable, transparente y centrada en el cliente. Sin embargo, quienes tomen en serio estos desafíos también pueden beneficiarse: mediante mensajes de marca más claros, una confianza sostenida y una presencia digital más profesional, que a largo plazo conduce a relaciones más sólidas con los clientes.
Fuente: Tagesschau, Kompetenz Zentrum Handel








