El pasado 5 de mayo en el Foro de Inversiones de la Unión Europea en El Salvador, con el panel: “Energía Renovable, la apuesta salvadoreña”, se presentaron grandes oportunidades para el avance en la transición energética sostenible. El director del consorcio Grupo Campestre, Sergio Romero, expuso el sistema sostenible de biogás con material orgánico.
A principios de 2015, Grupo Campestre comienza a desarrollar su proyecto de generación eléctrica alternativa con paneles solares para abastecer sus granjas avícolas y la planta de procesamiento a su disposición. En ese tiempo fue imperante el aprendizaje en alternativas sostenibles y viables; así como en las experiencias compartidas con México y países de Europa, esto lleva al consorcio a que en 2020 dieran inicio los trabajos de adecuación del terreno para el nuevo complejo de biodigestores de cogeneración de energía.
Gracias a este sistema interconectado y sostenible utilizando la totalidad de los desechos de su operación, desde los excrementos de las aves en todas sus etapas de crecimiento y de sus hatos ganaderos, hasta los sobrantes de los restaurantes, Grupo Campestre ganó una licitación privada para producir energía eléctrica por medio de un digestor tipo burbuja, significando una inversión de US$5.6 millones, con avanzados diseños y tecnologías alemanas y holandesas, según mencionó el Ing. Romero. Un problema para la mayoría de empresas se convirtió en una oportunidad rentable de inversión, paralelo a la protección climática medioambiental con las energías renovables.
Por otra parte, Giuseppe Angelucci, CEO de TUSCANIA presentó en su ponencia “Integración arquitectónica, control y monitoreo en la búsqueda de la circularidad”, el plan maestro ambiental cuyo fin es mantener los recursos en uso el máximo tiempo posible sin afectar la diversidad biológica de la fauna y flora, sustentado en la energía renovable. Es bajo esa idea que nace Tuscania en la cordillera del Bálsamo, a orillas de la carretera entre San Salvador y La Libertad, en el municipio de Zaragoza, donde se encuentran 150 manzanas distribuidas entre un beneficio de café, edificio educativo del colegio Maya, hotel y zonas habitacionales, igualmente, es parte del corredor biológico mesoamericano, la ruta migratoria aviar.
Este proyecto justamente se basa en dos premisas, agua y fauna. Por las condiciones naturales del lugar esta zona es susceptible a inundaciones; por ello, se construyó una planta avanzada con malla oxigenada para reutilizar las grandes cantidades de agua en lagunas artificiales con un sistema flotante de generación fotovoltaica. Esto beneficia la productividad de los paneles evitando la generación de microorganismos acuáticos, el sistema también incluye una planta de compostaje y un sistema antincendios con el agua reutilizable, demostrando, al igual que Grupo Campestre, que el mundo empresarial y la inversión financiera pueden caminar paralelamente a la protección medioambiental.
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