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La recuperación económica de Latam será lenta y diferenciada

La crisis generada por la COVID-19 ha afectado significativamente a América Latina debido, principalmente, a debilidades estructurales, como lo comentamos previamente en el reporte especial del 28 de setiembre. Destaca, por ejemplo, la limitada capacidad de los sistemas de salud, la elevada informalidad en los mercados laborales y las deficiencias en la capacidad de gestión de los estados.


Debido a estos problemas, los gobiernos se vieron obligados a implementar restricciones muy severas a la movilidad y operatividad de las empresas para contener la propagación del virus. De hecho, varios países de la región implementaron las cuarentenas nacionales más estrictas y de mayor duración en el mundo. Como resultado, los niveles de producción de los países de la región cayeron significativamente en el 2T2020 (entre -11% y -30%). Sin embargo, esto no evitó el elevado número de contagios y muertes en la región, que solo explica el 8% de la población mundial pero el 40% de las muertes generadas por la COVID-19.


A partir del 3T2020, la crisis generada por el nuevo coronavirus entró en una nueva etapa. Dado que el número de contagiados y muertes comenzó a descender, los países latinoamericanos empezaron a relajar las restricciones impuestas. Como consecuencia, la actividad económica de la región empezó a mostrar señales de recuperación (las caídas de los PBI en la región ahora están alrededor del 7%).


En esta nueva etapa y durante el próximo año, las diferencias en la velocidad de recuperación económica entre los países de la región se explicarán principalmente por tres factores.


Primero, el control de la COVID-19 y la capacidad de los gobiernos de garantizar el acceso y la distribución adecuada de las vacunas. Lamentablemente, con la información disponible más reciente, la región no destaca por haber avanzado con mecanismos que le permitan acceder rápidamente a una cantidad suficiente de vacunas. Esta situación es más crítica en Colombia, Perú y algunos países centroamericanos. Esto en un contexto en el que el número de casos de COVID-19 ha comenzado a aumentar nuevamente en algunos países, como Brasil, México y Colombia.

Segundo, el espacio que tendrán los países para aplicar políticas expansivas. La crisis sanitaria ha elevado los niveles de deuda en todos los países de la región hasta niveles no vistos en mucho tiempo. Destacan Brasil, Argentina y El Salvador, cuya deuda se ubicará cerca del 100% del PBI al cierre de este año. Los altos niveles de deuda pública y la dificultad para cumplir las obligaciones crediticias incrementarán los costos de financiamiento de los países –como ha ocurrido en Argentina y Ecuador–. Dado que el deterioro de las cuentas fiscales ya era un reto para algunas economías incluso antes de la crisis sanitaria, estas tendrán poco espacio para continuar con políticas económicas expansivas que den soporte a la actividad económica durante el 2021.



Tercero, el entorno político. En países como Perú, Argentina, Bolivia, Ecuador y Brasil, será indispensable generar consensos políticos básicos para reducir la incertidumbre en el entorno de negocios e impulsar la inversión privada. Además, existe el riesgo de que se exacerbe el populismo en Perú, Ecuador, Chile, México y Honduras que celebrarán elecciones presidenciales el próximo año, en un contexto de fuerte descontento social. Finalmente, será indispensable implementar medidas que permitan impulsar el crecimiento, sin afectar los programas de consolidación fiscal, a través de la mejora en la infraestructura y en el entorno para hacer negocios.


Así, estos tres factores harán que la recuperación de América Latina sea lenta comparada con otras regiones del mundo, pero con significativas diferencias. Las economías de la región que cuenten con un mayor espacio fiscal y bajos costos de financiamiento van a poder continuar apoyando la recuperación de sus economías. Adicionalmente, si se logra asegurar el despliegue efectivo de la vacuna contra la COVID-19, se esperaría un impulso económico importante por la eliminación total de restricciones y el aumento en el consumo de las familias. Estas diferencias harán que países como Ecuador, Bolivia y Argentina probablemente tengan una recuperación más lenta en el 2021, en comparación con los demás países de la región.


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