Por primera vez en 20 años, el tipo de cambio entre el euro y el dólar estadounidense alcanzaron la paridad (ambas monedas valiendo lo mismo). Con un 12% menos que a principios de año, la semana pasada el euro llegó a US$1. Ante la alta inflación y la incertidumbre en el suministro de energía causada por el conflicto Rusia-Ucrania, los temores de recesión no se hicieron esperar en el continente.
La Unión Europea, antes del conflicto Rusia-Ucrania, recibía alrededor de un 40% de su gas a través de oleoductos rusos. Ante esta disputa ocurrida, la UE intenta reducir su dependencia del petróleo y del gas rusos. A su vez, se disminuyó el suministro de gas a algunos países pertenecientes a la UE y, recientemente, el flujo en el gasoducto Nord Stream a Alemania fue reducido en un 60%. Esta última pieza crítica de la infraestructura de importación de gas en Europa ha sido apagada por mantenimiento; sin embargo, funcionarios alemanes temen que esta no vuelva a encenderse.
Con la llegada de la crisis energética, acompañada de una desaceleración económica, se han generado dudas sobre si el Banco Central Europeo puede endurecer la política para reducir el nivel de inflación. El BCE anunció que, por primera vez desde el 2011, debido a que la tasa de la inflación de la eurozona se estima en un nivel del 8,6%, los tipos de interés tendrán una alza significativa. Sin embargo, se dice que el BCE se encuentra muy por detrás de la curva y que un aterrizaje forzoso es de carácter inevitable.
Alemania recientemente registró un déficit comercial en bienes no visto desde 1991. Esto es justificado debido a que los precios del combustible y el caos general de la cadena de suministro provocaron un aumento significativo en el precio de las importaciones. Estrategas de las divisas de Saxo Bank en una nota reciente escribieron que: “...dada la naturaleza de las exportaciones de Alemania, que son sensibles al precio de las materias primas, sigue siendo difícil imaginar que la balanza comercial pueda mejorar significativamente a partir de aquí en los próximos meses dada la esperada desaceleración de la economía de la eurozona”.
Según los analistas, una serie de aumentos agresivos de las tasas de interés por parte de los bancos centrales (incluida la Reserva Federal) junto con la desaceleración del crecimiento económico, la presión sobre el euro se mantendrá, obligando a los inversores hacia el dólar estadounidense como refugio seguro; la Reserva Federal de EE.UU. se encuentra muy delante de Europa en cuanto a medidas de ajustes. Recientemente aumentó las tasas de interés en 75 puntos básicos e indicó que se harán más aumentos de tasas en el presente mes.
Bajo advertencias del director global de investigación de divisas de Deutsche, George Saravelos, indicó a través de una nota que el retiro de refugio seguro hacia el dólar estadounidense podría volverse aún más extremo si Europa y EE.UU entra en recesión. Saravelos describe una situación en la que el euro cotiza por debajo del dólar estadounidense en un rango de US$0,95 a US$0,97 podría “bien alcanzarse, si tanto Europa como EE.UU. se encuentran cayendo en una recesión (más profunda) en el tercer trimestre mientras que la Fed sigue subiendo las tasas”. Aunque podrían significar buenas noticias que incentiven el turismo Europeo este verano, por otra parte, podría significar malas noticias para la estabilidad económica global.
Por Amanda Alvarado
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